Hace unos días cayó en mis manos.
Podemos elegir dónde vivimos, pero no podemos elegir de dónde venimos.
Madrid es muchas cosas. Pero sobre todo es sólo una.
Un sentimiento común. Una sutil complicidad.
Una sincera convicción de que lo pasa aquí
no pasa en ningún otro lugar del mundo.
Madrid sólo pasa en Madrid.
Una ciudad. Un sentimiento. Un callejón.
Una voz. Un olor. Una puesta de sol.
Un atasco. Una calle desierta. Un agosto.
Un diciembre. Un vagón de metro. Una mirada.
Dos miradas. Una fiesta. Un lunes.
Un sabor. Un regreso. Una vocación.
Un instinto. Un jardín. Un banco. Una historia.
Una siesta. Un futuro. Una emoción.
Una llamada. Una mano. Un beso. Un cartel.
Una tienda. Un museo. Una noche en vela.
Una posibilidad.
Madrid sólo pasa en Madrid.
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