El aeropuerto es un lugar al que llegan muchos taxis y a veces está lleno de extranjeros y revistas. En los aeropuertos hace siempre tanto frío que siempre instalan una farmacia para vender medicinas a las personas propensas. Yo soy propensa desde pequeña. En los aeropuertos la gente bosteza casi tanto como en las escuelas. En los aeropuertos las maletas siempre pesan veinte kilos así que podrían ahorrarse las balanzas. En los aeropuertos no hay cucarachas. En mi casa sí hay porque no es un aeropuerto. A los jugadores de fútbol y a los presidentes siempre los fotografían en los aeropuertos y salen muy peinados, pero a los toreros casi nunca, y a los toros menos. Será porque a los toros les gusta viajar en ferrocarril. A mí también me gusta muchísimo. Las personas que llegan a los aeropuertos son muy abrazadoras. Cuando una se lava las manos en el aeropuerto quedan limpias pero arrugaditas. Yo tengo una amiguita que roba papel higiénico en los aeropuertos porque dice que es más suave. Las aduanas y los carritos para equipajes son las cosas más bellas que tiene el aeropuerto. En la auduana hay que abrir la maleta y cerrar la boca. Las azafatas caminan juntas para no perderse. Las azafatas son michísimo más linadas que las maestras. Los esposos de las azafatas se llaman pilotos. Cuando un pasajero llega tarde al aeropuerto, hay un policía que agarra el pasaporte y le pone un sello que dice: este niño llegó tarde. Entre las cosas que a veces llegan al aeropuerto está por ejemplo mi papá. Los pasajeros que llegan siempre les traen regalos a sus hijitas, pero mi papá, que llegará mañana, no me traerá ningún regalo porque estuvo preso político cinco años y yo soy muy comprensiva. Nosotros frecuentamos mucho los aeropuertos sobre todo cuando viene mi papá. Cuando el aeropuerto está de huelga es mucho más fácil conseguir taxi para el aeropuerto. Hay muchos aeropuertos que además de taxis tienen aviones. Cuando los taxis están en huelga los aviones no pueden aterrizar. Los taxis son la parte más imporante del aeropuerto.
Primavera en una esquina rota
Mario Benedetti.