La Humanidad se divide entre aquellos que disfrutan metiéndose en el cama por las noches y aquellos a quienes les desasosiega irse a dormir. Los primeros consideran que sus lechos son nidos protectores, mientras que los segundos sienten que la desnudez del duermevela es un peligro. Para unos, el momento de acostarse supone la suspensión de las preocupaciones; a los otros, por el contrario, las tinieblas les provoca un alboroto de pensamientos dañinos y, por si ellos fuera, dormirían de día, como los vampiros.
(Rosa Montero)